Skip to main content

Ya se habló, anteriormente, del papel de las mascotas en  las estrategias de branding – http://www.columnacolors.com/es/las-mascotas-la-estrategia-branding/ -. Se vio, entonces, cuándo aparecieron las primeras mascotas, algunos de los principios que las configuran, qué aportan a la marca y cómo algunas se han convertido en fenómenos culturales.

Pero, ¿cómo cobra vida una mascota?. Porque hay que recordar, en primer lugar, que una mascota no representa una marca: “simboliza” una marca. Y hay que recordar, también, que uno de sus valores, con respecto a los consumidores, es que interactúa con las personas.

Teniendo presente lo anterior y puntualizando que una mascota tiene por destinatarios consumidores de todas las edades y que, además y gracias a las redes sociales están cobrando mayor relevancia, dada su posibilidad de adaptación en soportes tecnológicos, recuperemos la cuestión: ¿cómo cobra vida una mascota?.

Prestemos atención a un proyecto propio: Nuestros camaleones. Paradigma de la adatación, y de capacidad de convertirse en líquidos.

Nuestro universo de Camaleones nació pensando en el público infantil. Para ejercer de vínculo.

Los niños, entre los 3 y los 8 años, ya desarrollan sus propios criterios. Tienen preferencias. Camaleón, por lo tanto, debía ser el gancho comprensible para los niños y, al mismo tiempo, aportar, bajo la mirada de los adultos, valores claros para esos niños: Camaleón tenía que contribuir a la autonomía de los más pequeños en un marco, desde el punto de vista adulto, absolutamente positivo.

En definitiva, Camaleón tenía que ser escogido por los niños y tenía que gustar, también, a los mayores. Tenía que “convencer” a ambos y ser útil para unos y otros.

A los niños, ¿les gusta lavarse los dientes?. Por lo general, no mucho. Pero los adultos saben que los niños han de lavarse los dientes, que es una cuestión de higiene y de salud dental. La capacidad “narrativa” de nuestro Camaleón, le convierte en el tercer y decisivo personaje de este escenario.

El rol de nuestra mascota, desde su colorida estética y su capacidad de interacción y adaptación, es la de hacer participar al niño en el “juego” de lavarse los dientes, ayudando al adulto en su misión de formar a ese niño en un hábito básico que habrá de acompañarle para siempre. Y si, en efecto, Camaleón logra ambas cosas, se producirá la satisfacción de un cuarto actor: la marca, porque el niño, desde sus primeras elecciones de compra, querrá, siempre, contar con su “cómplice”, y el adulto, satisfecho por la eficaz influencia de Camaleón en el día a día de su relación con el niño,  querrá, también, contar siempre con él.

Así, Camaleón, una mascota, habrá proporcionado una experiencia de marca a los consumidores –es justo usar el plural puesto que incide, directamente, en dos sectores de consumidores diferenciados por la edad-, empleando, gracias a su interacción con ellos, el concepto de “brand skill” –del que ya se habló en http://www.columnacolors.com/es/brand-skill-las-marcas-las-habilidades-del-consumidor/ – y que supone incentivar la autonomía del usuario a partir de sus propias capacidades, y, al mismo tiempo, habrá contribuido a generar una relación de empatía y confianza entre consumidor y marca, fidelizando al primero con respecto al consumo de la misma. Una perfecta estrategia de branding.