El “debranding” no es exactamente una tendencia nueva en el mundo del branding. Fue en los años 90 cuando se empezaron a registrar los primeros signos de esta propuesta, en una época en la que hubo un abuso de la presencia de marcas en los espacios, en todos los espacios, lo que terminó cansando al consumidor.
En la actualidad, el “debrand” puede interpretarse como uno de los indicadores de hacia dónde deben dirigirse la marcas en su relación con unos consumidores que, cada vez más expertos, reconocen las “tácticas” de venta que se les presentan, desconfían de ellas, y reclaman “autenticidad”, porque, “la marca que grita más fuerte ya no capta la mayor atención” https://www.fastcodesign.com/3060658/the-future-of-branding-is-debranding
El “debranding” –o “desmarquización”- supone que, sin un logo o con un logo situado en un segundo plano, el peso de la relación entre marca y consumidor está en la conexión entre producto y consumidor, es decir, en el “contenido”. “Debranding” significa crear conexiones, reales, basadas en el valor del producto y en cómo este encaja en el estilo de vida de alguien. La marca ya no “grita”, la marca se difumina detrás del “diálogo” entre el producto y el público porque “la experiencia” se ha convertido en el nuevo y esencial entorno de relación. Hay menos necesidad de un etiquetado: la experiencia puede hablar por sí misma.
Es cierto que, además, los medios digitales tienen un papel importante en esta forma de entender el “branding” –que hay quien anuncia, dramaticamente, como “la muerte del branding”-.
En el territorio digital, “la gente” tiene voz. Hoy existe “una sociedad en la red”, y la red es un espacio en el que “la población” que lo habita se comunica, se expresa y se interrelaciona, y las “marcas”, en ese espacio, no son sino un miembro más. En este escenario, la clave es el “contenido de marca”, ocultando el imperativo comercial e, incluso, la propia marca, para que los lectores perciban que están consumiendo “valor”, un valor real que, además, no está aislado: la irrenunciable singularidad de una marca pasa, hoy, por estar interconectada.
“Debranding” no es eliminar logos o desvirtualizar la imagen de marca. “Debranding” significa depositar la mirada en el “producto bien hecho”, y transmitir este mensaje a un público experto y exigente que busca “esencia”, “coherencia”, “autenticidad” e historias interconectadas.
La “marca” es, fundamentalmente, una forma de comunicar: esto no cambiará, pero si está cambiando cómo hacerlo.