Estamos viviendo una época de incerteza, de miedo y de autoconocimiento. Nos estamos enfrentando y acostumbrando a grandes cambios. Estamos estableciendo nuevos patrones provisionales, que inevitablemente nos cambiarán como sociedad una vez todo esto acabe.
El Covid-19, probablemente no generará grandes cambios en el consumidor, pero sí servirá para catalizar cambios que ya llevaban años empezando a ocurrir y sobre todo servirá para agitar las conciencias de todos: tanto empresas como consumidores.
Auge digital
La consecuencia que parece más obvia es un incremento del uso de plataformas y dispositivos digitales.
La crisis del Coronavirus ha obligado a muchos Baby boomers y Xers a incorporar la tecnología en su vida: videoconferencias, teletrabajo, clases online, e-commerce, etc.
Después del periodo de confinamiento, no veremos nuevos avances tecnológicos, pero sí que veremos un alcance mayor de la tecnología. Más consumidores tendrán acceso y estarán acostumbrados a utilizar la tecnología en su día a día.
Las generaciones más mayores habrán roto barreras mentales y estarán dispuestas y con ganas de conocer las ventajas que el mundo digital puede ofrecerles, y las generaciones más jóvenes estarán dispuestas a invertir más dinero en plataformas online que antes les causaban recelo por ser intangibles.
Fuente: www.visualcapitalist.com/media-consumption-covid-19
Flexibilidad en las empresas
Otra gran consecuencia de la crisis del Co-Vid 19, es la implantación del teletrabajo. La práctica que el trabajador millennial reclamaba desde hacía años, pero que asustaba a muchas compañías, se ha instaurado por necesidad en las empresas; y en la mayoría de casos, ha funcionado satisfactoriamente.
Cuando las cosas vuelvan a la normalidad, probablemente viviremos una época de mayor flexibilidad laboral, y de menor miedo a la ausencia física del trabajador.
Además, habremos aprendido que la flexibilidad y capacidad de adaptación de las empresas es una ventaja. Los consumidores valorarán y exigirán que las empresas se adapten al medio fácil y rápidamente.
Desconfianza del consumidor
Sin embargo, un gran reto que viviremos las marcas será el de generar confianza al consumidor. Este habrá pasado miedo, se habrá sentido frágil y fuera de control; sentirá miedo de una posible crisis económica derivada de la crisis médica y por tanto será más racional en sus compras. Tomará las decisiones más detenidamente y tenderá a desconfiar más de las marcas.
Por ello, probablemente viviremos dos tendencias derivadas: la primera, una racionalización de los discursos de las marcas hacia beneficios funcionales y económicos; la segunda, solo accesible a las “love brands”, un sobresfuerzo en la comunicación de marca para mantener el vínculo con el consumidor, con su comunidad ya creada, para seguir trabajando y ganando su confianza.
Igualdad y colectividad
El Coronavirus nos dará también una gran dosis de humildad como sociedad. Habremos sentido por primera vez en la sociedad moderna la fragilidad colectiva y habremos entendido que todos corremos el mismo peligro, más allá de status sociales, países y razas.
Solo la solidaridad y los movimientos sociales nos habrán servido para superar y hacer más llevadera la crisis; por tanto seremos conscientes del poder colectivo.
Además, habremos entendido que nuestras acciones individuales tienen una fuerte repercusión social, por tanto la conciencia individual social será más fuerte. El consumidor se sentirá más poderoso y será más reflexivo en las consecuencias que tienen sus decisiones de compra.
Es probable entonces que tengamos un segundo auge de la economía colaborativa y una revalorización del consumo y comercio local.
Rol social de las empresas
Por último, el Coronavirus habrá agitado las conciencias sociales de muchas empresas. Muchas compañías habrán visto peligrar su integridad, y se habrán cuestionado su relevancia social. ¿Y yo qué puedo aportar? ¿Cómo puedo ayudar?
Todas aquellas marcas que tenían bien trabajado su propósito de marca, y éste era significativo para la sociedad, habrán podido mantenerse relevantes durante la crisis. Todos aquellos que no, se habrán dado cuenta de la fragilidad de su marca, y de cuán imprescindible es aportar a la sociedad, cuando un 90% de los consumidores creen que es responsabilidad de las marcas cuidar del planeta y de su gente, según un estudio de Wunderman Thompson.
Entonces, probablemente el Coronavirus nos dejará una nueva era: la del propósito de las compañías, donde las empresas entenderán el rol que tienen en la sociedad, y cómo beneficia a su negocio el hecho de definirlo y que sus trabajadores lo integren y promuevan.